Vísceras
Camino por la tierra, otros también.
Desprecio el aliento de las calderas
cuyo latido no es mas que el eco
en sus cajas vacías del contoneo de
las caderas de sus vecinos vivos.
Ellos tamborilean su propio ritmo
en la piel tensa del asfalto y aun
con el pecho vacío, su música es fuerte.
Repiquean con la yema de los dedos
entre etiquetas hasta llegar al cuero
tenso sobre el esqueleto humano
y es su música la que aprecian
a través del instrumento ajeno
Desprecio el aliento de las calderas
cuyo latido no es mas que el eco
en sus cajas vacías del contoneo de
las caderas de sus vecinos vivos.
Ellos tamborilean su propio ritmo
en la piel tensa del asfalto y aun
con el pecho vacío, su música es fuerte.
Repiquean con la yema de los dedos
entre etiquetas hasta llegar al cuero
tenso sobre el esqueleto humano
y es su música la que aprecian
a través del instrumento ajeno
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